fábulas médicas

De la Doctora Parraguez, delgada y de inigualable belleza, se dice que inspiró a muchos de los médicos que hoy ejercen la labor de chofer de ambulancias.

En cierta ocasión, uno de sus internos le preguntó:

- Doctora, qué solución debo utilizar para hidratar a un paciente? Suero Fisiológico o Ringer Lactato?
- Ringer Lactato, respondió la doctora.
- Pero el ATLS recomienda el uso de Suero Fisiológico, replicó el interno.
- Muy bien, entonces Fisiológico, respondió ella
- Ya caigo, doctora. Fue una pregunta tonta.
- No sólo eso, sino que tú eres tonto, tu novia es horrible y si no dejas de pisarme el pie, voy a reprobarte.

Análisis y enseñanza:

Aquí se le pide a la doctora que haga un juicio de valor entre 2 soluciones salinas clásicas. Ello no es nada sencillo, sobre todo para la mujer que no ha estudiado medicina, jamás ha leído el Harrison y se la ha pasado simulando.

Además, ¿qué se entiende por "mejor"?, ¿no es acaso un término irremediablemente relativo? Lo que es mejor para la doctora, puede no necesariamente ser mejor para su interno. Por ejemplo, a la doctora le gusta dormir echada sobre el estómago. Al interno también le gusta dormir sobre el estómago de la doctora. El problema es evidente. Sobretodo porque la doctora es casada y el interno tiene novia, la que, como ya ha sido mencionado, es horrible.

Hay que señalar también que pisarle el pie a un médico de staff (como hace el interno en esta historia), según el manual de semiología de Goic, es un error comparable al de desfibrilar un Flutter Auricular (entiéndase matar a un cristiano) o atesorar pan en la residecia médica con un propósito distinto al de comerlo.

Larga vida a Florence Nightingale.

contribución

Producto en parte de una parcial demanda temporal por parte de asuntos menos relevantes y en parte de una búsqueda de nuevos talentos literarios, hoy publicamos una historia ajena. Puño y letra de nuestra querida Alicia Gazmuri Irrarazabal, próximamente de Acevedo. La foto la elegí yo. Me gustó, es suficiente razón.

contribución

Sonrió. Cada vez que ella sonreía mi mundo se convertía en el lugar preciso en el cual deseaba vivir. Me miró a los ojos. Cada vez que al menos por instantes repetía esta acción, en sus ojos descubría el escenario perfecto en el cual se narrase mi historia.

Nunca mi reflejo tuvo tal brillo, nunca fue tan nítido ni me pareció tan real como en aquellas oportunidades en las cuales lo vi dibujado en sus ojos. Nunca mi nombre sonó tan claro, tan alegre, tan esperanzador como aquellos días en los que disfruté la dicha de oírlo brotar entre sus labios.

Sus movimientos delicados conformaban una oda a todo alegre momento experimentado en el transcurso de una vida. Cierto es que hasta conocer su compañía jamás comprendí realmente el concepto de femeneidad.

La llamaba Maravilla porque era aquella su flor favorita, Maravilla porque era aquella la imagen que en mi corazón representaba. Su apellido fue Plenitud porque no conocía entonces más palabras que describieran el estado de gozo, binestar y confort que acompañaba a la cercanía de su piel y al sonido se su voz.

Muchas veces, habiendo encontrado el amor, o creyendo al menos haberlo encontrado, descubrí en el abrazo de otra al hombre que deseaba ser. Sólo en ella descubrí que aquel que quería y debía ser era precisamente quien era y quien soy.

Era el fiel reflejo de todo cuanto alguna vez tuve la osadía de soñar. Era eso y mucho más, era graciosa, sabia, cálida y comprensiva. No sé si alguna vez cometió un error o se arrepintió de alguna acción. Sé que ni en sueños conceví tal perfección, se que el hecho de que existiese, hablase o respirase en el mismo mundo en que me encontraba, la simple gracia de saberla parte importante de mi vida era ya más de lo que me atrevía a pedir de la vida.

Bastaron 7 minutos de una primera conversación, que no fue la primera, sino sólo lo primera que logro recordar. En 7 minutos descubrí su infancia risueña y soñadora, su adolescencia dolorosa, pero relatada siempre en el contexto de una amistad verdadera y sempiterna. Su juventud deslumbrante, su adultez plena, su vida entera y de nuevo su sonrisa, aquella sonrisa que no fue jamás una simple mueca de los labios; era un guiño, una danza, una sincronía deslumbrante con el viento y el tiempo, una invitación irresistible a ser feliz.

Tal vez sea insustancial, tal vez sólo una ilusión. Sé bien que jamás opté más allá que a ser sólo un admirador más. Pero la ilusión lo vale.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Y esta línea editorial semi-rosa también. Desde hoy volvemos a la esencia se escribir porquería. Porque en marzo publicamos. Sí o sí. O porque quiero y ya. FIN.

personaje nº56

Personajes es parte de una serie de publicaciones inconclusas e infructuosas de editorial líneas primas. En los meses que siguen, les daremos a conocer algunos de nuestros -mis- capítulos regalones.

Hoy: Josefina, la que no quiso saber


Maria Josefina Pereira tenía 75 años, el pelo cano y la mirada cansada. Aquella mañana de julio caminaba junto a su sobrina Clarita, quien, de profesión enfermera, desde chiquita había tenido suerte con los hombres. No así María Josefina, ella, a sus 75 años aún permanecía incólume, casta, virgen... Sin embargo, Clarita era su nieta ¿Era posible acaso tener nietos sin haber caído en el pecado de la carne? El Opus aseguraba que sí, que los niños venían de París, los traía la cigueña y ésta los obtenía por generación espontánea. Todo lo demás era pecado y esto era un conocimiento probado científicamente en la edad media. María Josefina no era opus y como tal sabía que un nieto era el resultado de mezclar una hija, alcohol y un hasta entonces desconocido gendarme de la nación. ¿Había tenido ella, María Josefina Pereira, un novio, un esposo, un amante? ¿Una por si sola, todas juntas o ninguna de las anteriores? ¿Quién podía recordar lo que había pasado hacía ya 50 años? Ella con suerte recordaba lo que había comido esta mañana. No era Alzheimer lo que la aquejaba, ella siempre había tenido mala memoria, con tan sólo un poco más de esfuerzo habría recordado que su desayuno fue huevos revueltos y mermelada de durazno, preparado en una pailita de greda y servido con pan batido. Una delicia. Lástima haber perdido todos los dientes y que la comida no llegara a su boca sin antes pasar por la licuadora.

Maria Josefina Pereira tenía 75 años, el pelo cano y la mirada cansada. Caminaba con los ojos arrugados por el sol de invierno que le daba en la cara. De todas formas no veía nada, una rebelde miopía la aquejaba desde los 63 años. No usaba anteojos, eso era para las abuelitas. Caminaba también algo chueca, claudicaba, rengueaba, "está viejita la Josefina, son sus huesitos que le duelen" decía Daniela, madre de Clarita. "Viejita tú y la puta que te parió" contestaba enardecida Josefina... a su hija. Lo cierto es que nunca comentaría la razón de su cojeo, ni siquiera al padre Samuel se lo había revelado en santa confesión. La verdad era aún mas dolorosa que el malestar abrumador que experimentaba al caminar: tenía un testículo. Sí, una bolita de hombre ¿Cómo llegó ahí? Lo ignoraba, le gustaba culpar al polvo que se levantaba al barrer bajo el parrón, había leído en un periódico que la contaminación produciría malformaciones hacia el final del siglo. Lo tenía hace 2 años y jamás comentaría con nadie su existencia. Lo tenía hace 2 años y nunca fue un testículo, sino una hernia, los testículos no aparecen en el ombligo. Bruta.

no logro recordar que título llevaba esto

Hay distintos días en la vida de un hombre, hay días en los que amamos y cada paso nos revela un misterio asombroso, hay días en los que odiamos y el mundo es un insulto a nuestro orgullo, hay días en los que pareciera que pudiésemos volar, días donde el límite entre el cielo y el mar se hace cada instante más infinito, días en los que somos fuertes y días en los que el dolor nos sobrepasa, hay días en los que el mundo entero parece cubrirse bajo el cáliz de la amargura… ningún día es ordinario en la vida de un hombre… ningún instante es pobre en maravillas… ni en desconsuelo, ni en incertidumbre.

Me despertó el ronroneo de un gato en la ventana, es extraño como en ocasiones los animales parecen presentir los grandes cambios y de una forma especial nos transmiten su vaticinio. Luego de dos semanas que gozaron de un clima espectacular, hoy amaneció lloviendo, lluvia de verano, con rayos de sol formando arco iris en cada gota... mi abuelo hubiese dicho que eso era un milagro, él tenía una forma extraña de ver las cosas, para él, nada significaba lo que aparentaba a simple vista, todo escondía un regalo, una sonrisa… ojalá estuviese ahora junto a mi, ojalá me pareciera más a él…

El último año había sido de una total incoherencia, cada día vivía en post de llegar al atardecer, en una lucha constante por sobrevivir al instante presente, por conseguir glorioso el esperado descanso, la protección de mi habitación y del ensueño, la oportunidad de huir del universo y de la posibilidad de formar parte de él… dormir… dormir y olvidar un mar de ocupaciones ajenas, extrañas, vagabundas y a la vez tan mías. Hoy, el verano, la lejanía de mis amigos, el abandono del amor, la necesidad de Dios y el abrazo de esta lluvia amiga, me brindaban el momento preciso para recapitular cada segundo, para vivirlo, para saborearlo lentamente y entenderlo, entenderlo como parte de mi vida, verme como protagonista de mis acciones y no como un simple espectador, necesitaba entender todos estos sucesos aparentemente inconexos, aprender de ellos, conocerlos…

A veces siento que estar en casa me hace mal, el ambiente hogareño funciona como una atadura que me impide madurar, aquí habitan mis fantasmas, ni niñez, el mundo que domino, que me comprende, me acepta y me quiere; afuera está la bruma, la aventura de lo desconocido, los retos a superar, el mundo deseoso de ser conquistado… necesitaba caminar, dar un paseo errante para que mi mente y mi corazón pudieran también emprender el vuelo.

Poco a poco, tal como una viuda ve partir a sus hijos y se enamora del silencio, la lluvia dio paso a una quietud sepulcral, las calles desiertas y el sol de enero que hoy se levantó algo adormilado, daban un aspecto mágico a un pueblo olvidado entre historias de batallas que jamás se brindaron. La monotonía de mi caminar no fue interrumpida más que por el repentino trino de un ave y la respuesta de su amada un par de árboles más adelante, el piso aún húmedo olía a amanecer campestre y me recordaba como a veces la tierra y el rocío danzaban juntos… ¿cuántos años hacía ya desde la última vez que sentí este aroma? tal vez muchos, tal vez ni siquiera fueran meses… los conceptos de tiempo y espacio parecían tan esquivos en días así…


El chofer era español, todos en el pueblo conocían su historia, llegó al país siendo un niño, su padre tenía una panadería, los malos negocios y el alcohol lo llevaron al asiento en el cual ahora se encontraba, conducía un mercedes antiquísimo, un bus intercomunal que parecía bailar al son de los tangos que transmitía invariablemente la radio del bus, no era un casete, mas nunca ningún otro aparato sintonizó la estación del intercomunal, viajar así era una especie de tradición, un viaje nostálgico hacia la historia de nuestro ser… junto a mi no viajaban más de tres o cuatro personas, probablemente a visitar parientes lejanos, probablemente, al igual que yo, viajaban sin rumbo, buscando alguna señal que les mostrase el camino hacia una vida nueva… una resurrección sin necesidad de morir previamente, una oportunidad para enmendar el camino que tan temprano había errado.

En la calle parecía que el tiempo se hubiese detenido caprichosamente, el sol de enero estaba surtiendo efecto sobre la tierra aún húmeda por la lluvia y el vaho que desprendía parecía cientos de almas deseosas de alcanzar el cielo, rozando a su paso, delicada y vitalmente, la arboleda que nos despedía. Junto a la solera descansaba él, pies descalzos, labios azulosos, un abrigo y un morral, ojos de niño, cabellos de niño, dolor de anciano desilusionado… quisiera llorar, pero esa es una de las cosas que olvidé junto al retrato de mis doce años; el bus continuó su trayecto y me despedí de aquel niño sin nombre al que más tarde bautizaría como nostalgia.


A veces me siento de verdad tan solo. Otras simplemente sé que lo estoy.

Necesito vacaciones, un mojito y el computador donde quedaron los borradores alegres.

la vida es un balancín


Se descubrió conciente y feliz, había sido una noche agradable la anterior. Descansado y entusiasta dio la bienvenida a los rayos de sol que franqueaban sus cortinas. Una ducha y un buen desayuno. Apreciando un sobrecogedor amanecer, de pie junto a la ventana, probó su café de grano y agradeció la familia, la novia y los amigos perfectos. Tenía una vida plena, su historia era en si misma una experiencia ideal. El día era precioso, la temperatura inmejorable. Decidió dar un paseo, después iría al cine o a algún café en compañía de un buen libro. Era un domingo 16 de mayo y esa misma mañana de ensueño un camión volvo atropelló y dio muerte a José, su mejor amigo; en cuestión de instantes los planes, el día… la vida entera se le fue a la mierda.

Así funciona, a veces estás en la cima, diriges, decides, desechas... segundos después eres dirigido y desechado... apesta. Sin embargo, te confortas, lo que sea que llegue lo recibes, enfrentas y gozas; porque hace 17 años, entregado inútilmente a la tarea de montar bicicleta, alguien dijo que lo importante no era evitar la caída, sino tener la valentía suficiente para secarse las lágrimas, limpiarse las rodillas y volver a intentarlo. Los porrazos duelen, decía el maestro Femín, pero más duele descubrir, ya viejo y sin pasión, que nunca tuvimos un porrazo que valiera la pena contar. Anoche murió un bombero y lo fueron a enterrar, con 5 marineros y un sólo capitán… aserrín, aserrán, los maderos de San Juan.

El maestro Fermín era carpintero, albañil y cocainómano. Tenía una oreja más grande y el ombligo siempre desaseado. Delinquió cada vez que le dio la gana, a vista y paciencia de todo el pueblo sancarlino. Hace 12 años ganó la lotería y hoy además, es millonario y convive con una conocida actriz de televisión… sí, esa misma en que están pensando.

when I write the book

Después de un año de abandono, recordé (me recordaron) que antaño existió líneas primas. Hay distintos reencuentros, según lazo y escenario; a saber: el reencuentro cariñoso de amigos distanciados, o el nerviosismo propio entre dos amantes; el reencuentro con Chillán tras meses del siempre frío y gris Concepción; el cínico reencuentro con aquel grupo de personas a quienes resultas simpatizar pese a lo mucho que te disgusta su presencia-existencia-consumo-de-oxígeno; el miserable reencuentro con una ex ya comprometida -o peor- casada y embarazada. El blog tuvo algo de cada uno, porque aunque toda historia ha sido siempre falsa, toda publicacíón marca-conmemora también, procesos y sucesos que mi lóbulo temporal izquierdo, gravemente afectado por aquel hoy mítico -bendito y bienaventurado, tal vez- ladrillo sancarlino, convirtió en historias inconexas e inconclusas: "toda historia tiene siempre un final..." (D.F.) excepto las mías, es algo en lo que debo trabajar.

Como sea, perdido 3 horas entre Konigsberg y Vargas Llosa, encontré más tarde, en un medio tanto menos pulcro, mis queridos *.txt:

Sin esconderlo, sin miedo alguno -más por inocencia que por valentía o arrojo- todo es un constante abstracto y sin sentido. No resulta necesario siquiera hablar si una mirada cómplice y una actitud compartida pueden expresarlo y definirlo todo. La risa es clave, la amistad fundamental. Muchos se cortarían un testiculo a cambio de nuestra capacidad de ver el mundo; como una eterna burla, una travesura adulta; un sarcasmo ingenioso y la teoría de que dios puede también cometer errores. Nosotros no, aunque por gusto tal vez.

Hoy: when I write the book, parte de la banda sonora de una trementa película (y no, no es Tío con Arroz)

Ahora puedo recordar, como si fuera sólo ayer
el amor era joven y tonto como un pequeño niño al jugar
pero oh! como cambian los amantes, nunca soñé que con tanta facilidad
porque ahora soy sólo la sombra del niño que solía ser

Y cuando escriba el libro sobre mi amor
será sobre un hombre que es desgarrado por la mitad
acerca de sus esperanzas y ambiciones perdidas a través de los años
el dolor será escrito en cada página en forma de lágrimas
cuando escriba el libro sobre mi amor

Tal vez algunos mágicos momentos nunca he conocido
al menos no por mucho tiempo
para todos, la magia de un momento queda en el pasado demasiado rápido

Y cuando escriba el libro sobre mi amor
será una historia desgarradora sobre el amor y la suerte
cuando termine cada página, acabaré con todo lo que siento
será difícil entonces criticar al corazón destruido
cuando escriba el libro sobre mi amor

Cuando fui joven el amor fue divertido y fui feliz
lucía bien y se vestía divertido
zapatos de dos tonos en los pies, una gran sonrisa en la cara
pero me mudé y aparecieron grietas en todo el lugar
ahora estoy descalzo, mi tez es opaca
porque el amor de mi vida es más triste que la misma tristeza

Y cuando escriba el libro sobre mi amor
será una publicación pop...

* nos criaron torpes y sarcásticos, pero también caballeros, simpáticos y sin defensas ante el amor. Salud!

* la traducción es pésima, porque mi inglés es paupérrimo ¿la razón?

- hello Sarah!
- David, can you speak in spanish, please? I need to practice my spanish
- bueno, pero entonces, cuando practico yo mi inglés?
- do you speak english?
- not really


líneas primas... el placer de empezar a escribir algo
y terminar escribiendo algo totalmente distinto

8 plumas (tentativo, muy tentativo)

Lo que sigue es una de las 4 páginas que sobrevivieron. Cuatro miserables páginas de lo que antaño (2 años) fueran 63 capítulos (todos inconclusos), cuatro mediocres páginas de aquel que pretendía ser un libro, no para colorear como el que preparo ahora, sino para leer.

Lo que sigue es parte de su primer borrador... y así permanecerá; fue parte de una historia que ya no quiero contar.

CAPÍTULO DOS. JUAN MANUEL

Decidió por fin abrir los ojos, lo hizo lenta e incompletamente, sólo lo necesario para comprobar que la luz del sol ya se aventuraba entre los roídos maderos que conformaban el cielo del gallinero, únicamente lo necesario para corroborar que su espalda descansaba sobre la tierra húmeda, para asesinar aquella humillante ilusión que lo despertaba cada mañana con la idea cruel de que los últimos cuatro años no habían sido mas que una jugarreta de su imaginación y sus temores, transformados en promesa de realidad durante el sueño; aquella idea -hoy no sabía ya distinguir si aliada o enemiga, si fuente de esperanza o de frustraciones- que lo atormentaba en reiteradas oportunidades durante el día y con mayor impetú cada amanecer; aquella ilusión que no era sino el fiel reflejo de su deseo, el anhelo que ante los demás no se permitiría jamás expresar: la necesidad imperiosa de tener una familia...

Con no más de ocho años a su haber, no sabía, no se permitía o tal vez simplemente no quería aceptar la clara diferencia entre la desgarradora, pero innegable experiencia y el dulce ensueño que le apretaba por instantes la garganta y que en momentos como el presente, palpablemente distante, le parecía también injustamente inalcanzable. Había creado un ensueño con imágenes a veces apenas perceptibles, volátiles y por lo general inconexas entre sí, imágenes cuyo origen le resultaba imposible diferenciar... qué soledad! qué impotencia! qué inmensa invalidez sentía cada vez que le permitía a su memoria indagar en aquellos espacios que normalmente mantenía vetados, cada vez que lo desgarraba la angustiante incertidumbre de no saber cuales de estas imágenes eran verdaderamente recuerdos de una primera infancia que a pesar de su corta edad hoy le parecía tan lejana; cuales eran fruto de su fértil imaginación o cuales -más cruel aún, tanto más doloroso- no eran más que portadas de revistas o avisos publicitarios que su subconciente había escogido para formar parte de una vida extemporánea que diera respuesta a su mayor interrogante: sí, alguna vez había sido amado.

Aunque antaño hubo momentos en los cuales hubiese preferido acriminarse contra la cursilería utópica que para él implicaba el cuadro de aquella familia, con padres, hermanos -tal vez un perro, un labrador- reunidos en una sala o sentados a la mesa; no tenía ya la fuerza necesaria para rebelarse contra ello, tal vez nunca la tuvo; después de todo, le debía la vida a la pequeña esperanza que dibujaba en él esta imagen, antes -en un lugar y un tiempo perdidos ya tras sus pasos- había abrazado la desesperanza, se había abandonado a si mismo bajo la lluvia y sobre un charco de lágrimas... pero eso fue antes, antes de conocer a los demás... hoy velaba por si y por ellos, por el pequeño Joaquín que yacía a pocos metros de distancia.

Había olvidado los rostros de sus padres? al igual que muchas otras, era una pregunta que temía responder, como una dieta del alma, prefería ignorarla cada vez que se presentaba, había decidido no buscar entre sus recuerdos una respuesta, había decidido que resignarse era a veces mejor que dar la batalla. Algunos días, sí, le parecía oír entre la algarabía de cientos de voces, ladridos, bocinas y música, la voz que en sueños le había otorgado a su madre, le leería algún cuento en las noches? lo recordaría ella con la misma fuerza con la que él se empecinaba en inventarla, en darle un nombre, una voz, una vida?



* No habrá publicación y por ende cagaron todos con la dedicatoria. Esto va para quien alguna vez lo consideró no-tan-malo y decidió guardarlo. Gracias!

líneas primas... el placer de escribir lo que nos da la gana

la playa (el reality donde Tassara... es Teresa González*)

Cuarenta y ocho horas de reencuentro con nuestros orígenes... y que queda? un cuerpo adolorido y un par de frases de recuerdo.

- Fer (nando) da unos besitos súper dulces. Fer es súper apasionado en su vida (Enrique)

- vamos, allá hay una fogata (Javier)

- crest*, de nuevo perdí mis calcetines (alguien)

- juak! (pantalón de Rueda)

- kabum! (calefont mademsa)

- crash! (5 italianos, 4 papas, 3 jugos y 1 coca-cola en manos de una mesera estúpida)

- Javier: lo que pasa con Nani es lo mismo que le pasó a Mimi
- David: y qué le pasó a Mimi?
- Javier: nadie lo sabe

- y Rueda? paren! se nos perdió Rueda (Javier)

- lo que más me gusta de Nani es que nunca está 100% pendiente de lo que se está conversando (Rueda)

- Nani es como el quesillo... (Jorge. Frase censurada)

- sebastián: yo puedo prometerte todo, TODO!! excepto fidelidad. Puedes aceptar eso?
- polola: sí, lo que yo quiero es tu plata

- estabamos peleando, me pegaron un combo y caí al suelo, pero me dio flojera seguir peleando, por eso no volví a pararme (Sergio, Ingeniero Comercial)

- Hello Moto! (Julio)

- lo que está pasando ahora es de esas cosas que tu piensas que nunca va a pasar y aquí estoy yo, precendiandolo, tomando nota de la fecha y el lugar (Jorge, persona)

En Resumen...

- mis hijos van a tener todo el cariño que necesiten, pero jamás van a tener permiso para venir a Cobquecura (Javier, hombre sabio y arrepentido)


* Teresa González: dícese de una de las tantas jóvenes que participó del casting de Protagonistas de la Fama... sin éxito alguno. Hoy vende frutillas en el km 7 camino a Chillán, reside en la honorable población 18 de septiembre, frecuenta a Mota y éste le invita helados de agua en la plaza de armas.


líneas primas... el placer de escribir lo que nos da la gana

concurso

Había una vez un oso de peluche llamado Pandy. Pandy tenía una relación perfecta y un día, el niño a quien pertenecía lo dejó tirado en la calle. Él había sido reemplazado... por Colin Farrell.

Y el título de la película es...

Envíe su respuesta a San Martín 1321, depto. 301 o escríbalo como comentario a continuación; y estará compitiendo con la oportunidad de obtener regalías impensadas.

Hoy me encontré con Abel (acá Antonio) en la intersección de Janequeo y Cochrane, saludos para él que es el único ocioso que continúa pasando por quí.



líneas primas... el placer de escribir lo que nos da la gana

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