días de fútbol

Domingo de otoño, 17:00 hrs, Trapiche (caserío rural), acompaño a un grupo de amigos en un asado-celebración-partuza; después de almuerzo y cuando ya varios están ebrios (yo no, obvio, conozco el amor propio, la vergüenza ajena y la sensacion de la correa de mi padre en mi espalda), nos dirigimos a presenciar un partido de fútbol que enfrenta al equipo local "Los Amigos" (feo nombre, falto de imaginación y de estampa, pero cariñoso y digno del grupo de borrachos que conforman el equipete en cuestión) contra "Cruz Azul" de San Carlos, un encuentro "crucial" según me informan mis compañeros, si "Los Amigos" pierden terminarán de colistas por tercer año consecutivo, lo cual implica desmantelar el equipo, hacer caso a las insinuaciones de sus padres y de una vez por todas ponerse a trabajar; por otra parte, si ganan, terminan igualmente de colistas, pero con el orgullo que implica ganar 1 de 45 encuentros...

El entrenador de "Los Amigos" es don José, un alcohólico con rosácea que alguna vez jugó en un equipo de tercera, lo que de paso lo convierte en el jugador local que más lejos a llegado... lametablemente la fama lo llevó al alcohol, el alcohol a las mujeres y las mujeres de vuelta al alcohol... hoy duerme plácido bajo la sombra de un sauce llorón que da sombra a un gallinero de madera que cumple las funciones de camarín, custodia, kiosco de golosinas y baño público...

Llegamos cuando los equipos aún están precalentando, nos hubicamos tras el arco de "Los Amigos", mi primo conoce al arquero y creemos que es el mejor lugar para alentarlo... y también para burlarnos en caso de que su desempeño sea vergonzoso; él nos cuenta que este encuentro tiene una carácter de épico para ellos, puesto que se retira "el manolo grande", el jugador más añoso de "Los Amigos", que con 35 años a cuestas a recibido un ultimátum de parte de su esposa, quien ya no da avasto con el tractor, la huerta y los 7 niños; de no retirarse, su esposa se irá a Illapel a trabajar como ortodoncista...

Comienza el partido y sin saber como, a los 3 minutos "Cruz Azul" ya gana por uno a cero, a los 20 minutos la cuenta sigue sin variaciones, pero para este momento ya contamos con 3 litros de cerveza en el cuerpo y entonamos el himno nacional de Trinidad y Tobago junto a una negrita que insiste en ser chilena, pero nadie le cree...

En el entretiempo se realiza la despedida del manolo grande, sus compañeros le dedican unas palabras, le regalan un balón, una botella de enguindado y una copa conmemoratoria que en el vértice lleva una imagen de un pequeño hombre jugando tenis, nadie entiende mucho el porqué, pero le aplauden, le quieren, le palmotean el hombro y el manolo grande se despide lagrimeando como un homosexual (nótese que no escribí maricón).

Comienza el segundo tiempo y el panorama sigue sombrío para el equipo de "Los Amigos", "Cruz Azul" maneja el partido a su antojo y los dirigidos de don José se defienden -cuanto me gustaría decir con garra y corazón- pero la verdad es que se defienden pateando y escupiendo de lo lindo, el ambiente se torna cada vez más denso y yo aconsejo a mis amigos que nos acerquemos a la puerta para huir en caso de que esta cosa se valla a las manos, pero es tarde, en la cancha ya se trensan a golpes y 6 jugadores se van expulsados (4 de Los Amigos y 2 de Cruz Azul), como si fuese poco, uno de los dirigidos de don José yace en el pasto, retorciéndose de dolor, todos corremos a auxiliarlo:

- Daniel, que te pasa, un calambre?... las piernas?
- nooo... ahh!
- que pasa pues hombre! te patearon?
- nooo... haaayy!!
- ya, hay que sacarlo -dice don José-

Lo levantamos para llevarlo fuera de la cancha y descubrimos horrorizados que bajo su cabeza hay una piedra enorme completamente ensangrentada...

Don José: cagamos! nos fuimos a la crest*, no podemos sacarlo porque nos quedamos sin wns en la banca, no podemos jugar con 6 tampoco! estamos hasta las cachas, el único wn que queda es el manolo grande, pero si lo metemos de nuevo se nos va a la crest* la ceremonia que le hicimos en el entretiempo... así no se puede dirigir virgen santísima! oye Pedro! -dirigiéndose a mi primo- alguno de ustedes puede entrar los 15 minutos que faltan?

- sabe don José? tamos todos raja curados
- y el wn de la izquierda? ese todavía aguanta parado!! juega?
- Santiago? juega... poco, pero juega...
- ya, ponganle el equipo y metanlo luego

Así, sin saber como mierd*, en 4 minutos estaba vestido con polera celeste y pantalonsillos blancos, con unos chuteadores enormes y con la gineta de capitán en el brazo izquierdo (estaba bordada en la camiseta que me pasaron y no hubo forma de quitársela). Don José me abrazó:

- contamos contigo cabro, entre ahí y salve a mi equipo, vas de líbero!
- que mierd* es líbero?
- oye Pedro! quién es este wn?
- mi primo
- crest* madre! mira cabro -dirigiéndose a mi- tu chutea pa´l lado sur y defiende como puedas el arco del norte, está claro?
- como el agua profe!
- vamos entonces! entre a matar!

Reinicia el partido, la orden es irse adelante, empatar a como de lugar, por el honor del equipo, por amor a Dios y por darle una felicidad al manolo grande; me dicen que me quede de "último hombre", para defender en caso de que haya un contragolpe, eso lo entiendo, nunca tan wn...

Minuto 102 (el árbitro debió retirarse y ahora don José dirige el encuentro), se arma un despelote en el área rival, es tal vez la última oportunidad de salvar el partido, la pelota sale, nadie sabe quien la hechó fuera, pero cobran corner y esta sí es la última jugada, la orden es subir y anotar: delanteros, centrocampistas, defensas, el arquero e incluso yo, todos adelante... el "cabeza de buey" sirve el corner...

No sé como, pero la pelota llegó directo a mis pies; por un segundo el tiempo pareció detenerse mientras todo el mundo dirigía su mirada hacia mi, en cámara lenta los jugadores de ambos equipos corrían hacia donde yo estaba... esta era mi oportunidad, lo sabía, mi oportunidad de salvar a "Los Amigos", de darle una alegría verdadera a esta gente, de pasar a los anales de la historia deportiva de Trapiche... sudé helado, empuñé ambas manos, cerré los ojos y pateé... con un silencio absoluto todos los presentes siguen el recorrido del balón, lo ven pasar por sobre la defensa, el arquero se extiende, pero no logra detenerlo... va a entrar... la galería se pone de pie, las gargantas se apretan deseosas de gritar gol...

Palo... la pelota dio en el travesaño, sonó el pitazo final y el arbitro gritó: "le finí"

"Los amigos" terminaron el campeonato con 46 derrotas y ninguna victoria, entre todos agarramos un cabrito que pastaba en los alrededores y lo asamos en casa del manolo grande, la negrita de Trinidad y Tobago bailó cueca, polca y chapecao con don José y luego desaparecieron juntos tras la cannabis sativa de la huerta... en cuanto a mi, el equipo me agradeció nombrandome socio honorario (una verdadera mierd* considerando que el club desaparecería 2 semanas más tarde), me regalaron una bilz de litro y medio y me prestaron los chuteadores para regresar a casa porque alguien se robó mi ropa mientras jugaba...


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