historia de micro y de bus

Se supone que todo sería distinto, nunca lo imaginé, tampoco hice planes... pero esperaba un final distinto, de hecho ni siquiera esperaba un final... no quiero decir que algo haya salido mal... aunque... sí, definitivamente todo salió mal, muy mal. De qué estoy hablando? no tengo la menor idea, es más, se supone que hoy iba a publicar una de las 2 historias-sueños que ya están listas ("Yackson, rey de los insectos" y "Chancho gigante!!") pero no, resulta que se van a tener que conformar con algo que pasó hace un par de meses...

Viernes. Hoy viajo porque estoy cansado, viajo porque extraño dormir en mi cama, porque dos meses en Conce cansan, viajo porque hay gente que no quiero ver más, porque detesto dormir solo los viernes por la noche, viajo porque en mi casa hay piscina... y viajo también porque le dejé caer todos mis encantos a cierta prifesional de la salud para que me permitiese faltar al hospital...

Micro "letra C". Rumbo al terminal frenamos en plaza Acevedo, sube una morena espectacular, hay 8 asientos vacíos, pero no, camina directo hacia mi (penúltimo asiento)...

- Está ocupado este asiento?
- Sí

¿Sí? que mierd* me pasa!! ¿sí? qué tipo de respuesta es esa!! ¿sí? será Dios que me castiga? será mi subconciente que necesita descansar de ese ser rencoroso y complicado que es la mujer? o será acaso otra secuela de aquel ladrillo que mi primo estrelló contra mi cabeza hace 17 años?

- Lástima, me gusta tu perfume...

Me quiero morir...

Bus. Por fin se acabó la semana, en este momento comienza el primer fin-de-semana de una nueva vida... es mentira, lo sé, el que crece torcido muere con cien pájaros volando... o como sea... asiento 32, en mi discman suena "you are beautiful" de James Blunt - soy masoquista -, el asiento contiguo está vacío, espero dormir durante el viaje, lo merezco...

Llega un tipo algo-feo, muy-feo para ser sincero, sin siquiera saludar alega que tiene mi nº de asiento, el de la ventana, me da igual, me paro y lo dejo sentarse, me siento junto al pasillo, hoy no quiero pelear: quiero dormir... tras 2 minutos sube una viejita-estilo-fundación-las-rosas, me recuerda a la vieja Hortensia... algún día pagaré aquella deuda... en fin, la viejita no tiene asiento, le sedo el mío - maldita conciencia! - me iré de pie hasta Chillán, pero si nos volcamos moriré tranquilo, cansado y arrepentido, pero tranquilo, de hecho tal vez sea el único que muera, por ir parado... ojalá mi familia y mis amigos puedan perdonar a la vieja maldita ésta...

El bus parte, retrosede, avanza, se frena y vuelve a retroceder, el chofer no es capaz de salir del terminal... alguien lo hace detenerse, sube, es Kirsten Dunst, camina hacia mi ¿de nuevo? para frente a mi, tiene el nº de asiento del pastel que me hizo mover (estos wns del línea azul vendieron 3 veces el mismo asiento y más encima acaban de poner "scarry movie 3 (o 4 o 5 o que se yo!)"... película pirateada, obvio... un tipo las vende a $1000 en el terminal, también vende casacas Columbia y notebook que se roba por ahí) en fin, el pastel va a alegarle al chofer, discuten, como aún no podemos partir no prenden el aire acondicionado y yo acá parado me estoy asando... la viejita le comenta a la rubia que yo le di mi asiento, la rubia me regala una sonrisa, yo contesto tímidamente, seguramente con una gran cara de idiota...

El resto del viaje me entretengo mirando bosques de pino, hombres barbudos roncando, estudiantes durmiendo, una señora que le da teta a su guagua... pocos ven la película, entre ellos la viejita, quien al parecer no entiende que esto es una parodia y mira horrorizada como mueren Pamela Anderson y compañía... la rubia despierta, pasa sus manos delicadamente por los ojos claros que acompañan una cara casi-perfecta, vuelve a sonreírme...

En eso la viejita se incorpora bruscamente, pálida, con expresión de horror y su mano presionando el pecho (mi mente médica grita "infarto"... estos infelices están acabando conmigo...), la viejita vuelve a sentarse... falsa alarma...

Me estoy alargando con la historia... la viejita jamás entendió la película y en el cruce de Bulnes se puso a gritar como mala de la cabeza, lloraba y no dejaba dormir a nadie, así que con la ayuda del auxciliar-del-bus y de otro pelmazo que iba sentado atrás, la encerramos en al baño para que dejara de molestar... el resto del camino conversé con Kirsten Dunst... nunca supe cual era su vedadero nombre, pero anotó su teléfono en un papelito que le di... lamentablemente, minutos más tarde, en el terminal, ocupé el papelito para retirar mi bolso... soy un idiota... y Dios no quiere una buena mujer para mi...

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