el día después de aquellos

Ayer, caminando sin rumbo por las calles húmedas del Chillán de invierno, me sorprendí de pronto junto a un anciano que dijo ser un familiar lejano, yo no le vi parecido... preguntó "¿quisieras ser rico?" y yo "sí, claro", entonces me dio un libro, "El Almanaque", dijo que lo único que debía hacer era apostar al ganador, que el libro lo decía todo... le dije que el dinero poco me importaba (mentira, me importa y mucho), pero que quisiera saber algunas cosas sobre el futuro de mis amigos, entonces nos tomamos un café y me contó lo siguiente...

qué pasó con aquel querido 4to C

Franz Ampuero: como recordarán, luego de la licenciatura fuimos en camioneta al campo de Marcos, allí desnudamos al pequeño Franz y lo hicimos correr tan rápido como pudiera entre la zarzamora, lo encontramos moribundo en un riachuelo y se lo dimos de comer a un jabalí. Juramos nunca contárselo a nadie, pero han pasado ya tantos años desde aquello...

David Astudillo: tras abandonar la carrera de medicina se dedicó al tráfico de órganos, los cuales conseguía a pedido, asesinando a los familiares que resultaran ser compatibles (los encerraba en un armario y aspiraba todo el aire que quedaba en el interior con una pajita). Hoy, tras largos años dedicados a la contemplación de la mujer y las demás cosas bellas del mundo, ha llegado a la conclusión de que la manoseada frase "pienso, luego existo", podría expresarse mejor como "allí va Edna con el saxofón!"

Alonso Baquedano: ¿recuerdan aquella broma de "soy tu torito"? pues bien, resulta que después de salir del colegio engordó como vaca, tanto que actualmente le resultaría imposible usar pantalones si no fuese porque previo a la postura de éstos, cubre sus piernas con mantequilla bonella. Maneja un furgón escolar y en sus ratos libres lee cuentos a la gente sorda (sí, sorda... miren la wea que terminó haciendo)

Guillermo Castillo: se casó siendo muy joven, su mujer lo dejó por el jardinero y desde entonces se volvió desconfiado y tan suspicaz que se negaba a permitir que alguien se colocara a sus espaldas, razón por la cual caminaba por las calles haciendo piruetas y dando vueltas sin parar. En una oportunidad desapareció por 5 meses y fue encontrado en Ovalle, comiendo pasto y asegurando haber sido abducido por el Mago de Oz; actualmente pinta retratos en el paseo Ahumada y vende confort en un baño público.

Pamela Castro: al salir de la universidad consideró seriamente la idea de hacerse acróbata de circo, tan seriamente que actualmente es acróbata en el circo "Las Aguilas Humanas"; se casó con un enano y tuvo por hijos a una linda niñita barbuda y a un pequeño elefante de orejas largas al que llamó Dumbo.

Romina Esparza: se casó con Pablo y tuvieron un hijo llamado Patricio (esa historia ya todos la conocen), lo que no saben es que posteriormente su matrimonio terminó debido a que Romina, en cierta ocasión, hizo que la policía detuviera a Pablo, bajo falsas acusaciones de maltrato, para quedarse con el lado derecho de la cama. Hoy por hoy, vende tortas curicanas en el km 72 de la ruta 68.

Emilia Larrea: se hizo psicóloga y dedicó su vida al estudio que tituló "Porqué a menudo una obra de teatro sobre un viejo personaje llamado Macbeth, no resulta tan interesante como contemplar la nuca de otro espectador y tratar de que se de vuelta". Tiene 7 hijos y vive en un condomino en La Dehesa.

Valeria Márquez: luego de años de trabajar vendiendo productos Avon, ganó la lotería y se hizo millonaria, tristemente malgastó su dinero en alcohol, drogas y mujeres (si, leyeron bien, mujeres). Actualmente enseña filosofía y religión en el Instituto Nacional.

Ramón Muñoz: tartamudeaba, pero no cuando hablaba, sólo cuando escribía; sus amistades en la universidad hacían constantes burlas por este suceso, lo que más tarde lo llevó a suicidarse de 24 balazos en la nuca. Hace 2 años se le atribuyó un milagro y desde entonces su tumba figura en los mapas como atracción turística, sus hermanos venden souvenirs a la entrada del cementerio y la prostitución pronto será legal en nuestro país.

Katherine Navarrete: tal como alguna vez lo vaticinó Franz, conoció a un futbolista holandés y juntos viajaron a EEUU para casarse en las cataratas del Niagara, lo último que supe de ella es que habría aprovechado las cataratas para suicidarse en la noche de bodas.

Marcia Otto: cambió su nombre, fue cantante, actriz, ministra de obras públicas y bailarina de can-can; durante una de sus giras por el norte chico, encontrándose ebria, se casó con el padre de su mejor amiga. Años más tarde le recordé la idiotez de su comportamiento en aquel tiempo y admitió que había actuado bajo el efecto de una gran depresión debido a que su nuevo nombre, Ana Otto, se escribía del mismo modo para adelante que para atrás.

Emilio Pando: desapareció por mucho tiempo, su mamá lo recibía en casa los fines de semana y luego lo hechaba cuando lo pillaba robando... cansado de esta vida, viajó a África para reencontrar sus raíces, tristemente, un cocodrilo lo encontró antes a él... solo rescataron una rodilla y dos deditos de su mano izquierda.

Sebastián Plass: intentó perfeccionar la idea original del Sandwich, su primera obra terminada (una rebanada de pan, otra rebanada de pan encima de la primera y un trozo de pavo encima de las dos rebanadas) fracasó miserablemente.

Nicolás Pereira: a los 23 años le diagnosticaron diabetes y a los 24 le cortaron ambas piernas, cayó en una profunda depresión, la que trataron con hipnosis y con descargas de electricidad en las córneas y los testículos; después de esto le fue posible llevar una vida normal, aunque años más tarde lo afectaron ciertas fantasías, como la de encontrarse con un caballo que le aconsejaba estudiar arquitectura.

Nicolás Poblete: uno de los pocos que alcanzó su sueño, consiguió su carrito manicero y vendió helados de invierno en las micros verdes del Transantiago; jubiló joven y actualmente vive a expensas del Estado con una pensión para veteranos de guerra que recibe producto de una descordinación entre el ministerio de defensa y el servicio de correos.

Fernando Pulido: llegó a ser famoso en su país, mas nunca soportó su fobia a ser secuestrado y rellenado con carne de cangrejo, por lo que se acogió a retiro y con lo que había ahorrado abrió una panadería en Mejillones. La panadería se quemó y hoy vive con una pensión miserable que le da su ex mujer.

Coté Quintana: tras saber que su madre había muerto devorada por 47 ratas negras, sufrió una parálisis histérica de la nariz, siendo incapaz de imitar a un conejo cuando sus amigos se lo pedían, esto le causaba una gran ansiedad, puesto que sus amigos gustaban de pedirle dicho truco en cada reunión social a la que asistía; un día no soportó tanta presión y simplemente desapareció.

Olga Retamal: fue la única que terminó la universidad, resulta entonces extraño que haya dejado sus libros e instrumentos médicos para dedicarse a la astrología, el tarot y la lectura de entrañas de pájaros.

Hernán Roa: el trago lo trastornó y cayó en la droga, estuvo internado en una clínica de rehabilitación en Curacaví, pero antes de que lograse avance alguno, su familia lo bandonó. Nunca se creyó Napoleón, pero actualmente se le puede ver en las cercanías del BancoEstado, bailando y tarareando "Thriller" de Michael Jackson.

Pablo Rodríguez: fundó una institución que se encargaba de dar cobijo a personas y animales sin hogar, sin embargo, las cosas no salieron como esperaba; hoy piensa que la vida bajo el régimen capitalista no es tan mala y se pregunta si no sería mejor re-adoctrinar a los pocos voluntarios que le quedan y formar con ellos una orquesta de rumba.

Fernando Rodríguez: viajó a Inglaterra, donde vivió muchos años encantado por haber sido nombrado jefe herrador de su majestad la reina, posición de la que disfrutó durante bastantes años, hasta que descubrió que no era más que un herrero y renunció amargado. Actualmente vive en Cauquenes y está procesado por violar a un cordero.

Katerine Román: no hay datos de su vida después del colegio, de hecho ni siquiera hay registros que prueben que alguna vez existió alguien con este nombre; se rumorea que descubrió un secreto importante para la mafia, por lo que habría entrado al programa de protección de testigos del FBI... aunque también hay quienes aseguran que nunca existió y que no era más que un holograma creado por computador.

Cristina Ruiz: nos encontramos en la fiesta de matrimonio de un amigo en común, cerca de las 11:30 se despidió apresuradamente y ante mi pregunta de porqué se marchaba tan temprano, respondió "debo regresar a casa antes de las 12, de lo contrario me convertiré en calabaza", no le creí y le pedí que me acompañase unos minutos más... lamentablemenre era cierto, se convirtió en calabaza y la usamos como acompañamiento en la cena de año viejo.

Carlos Ruiz: fue detenido bajo el cargo de haberle barnizado la cabeza a su hermano, aunque su padre, pintor de oficio, se enfadó aún más por el hecho de que no le hubiera pasado una segunda mano. Después de 2 años fue liberado bajo fianza y hoy trabaja como payaso en la plaza de Chaitén; tiene 3 hijos (uno gay), 5 perros, 9 gallinas y una prohibición de salir del país.

Josué Sáez: instaló una quesería en las afueras de Osorno y se casó con una hermosa alemana llamada Olga, a la cual abandonó luego de enterarse de que acostarse con una niña de 13 años era delito, huyó de Chile y trabajó como marino mercante durante 5 años; un día conoció a un hombre exactamente igual a él y decidieron intercambiar roles durante algún tiempo... actualmente Josué es rey de Burkina Faso y Mark Twain se revuelca en su tumba.

Carolina Toro: estudió bioquímica y aunque nunca terminó, consiguió un puesto gerencial en la Bayer, en Alemania; durante su fiesta de despedida se enamoró del tipo que entregaba las pizzas, se embarazó y decidió quedarse en Chile; actualmente se desempeña como "el señor oso" de Cachureos... bueno, trabajo es trabajo.

Paulina Vásquez: pese al llanto de Hernán, a los 27 años contrajo matrimonio con un tipo simpático, buen mozo, generoso y tierno en la cama; lamentablemente, la mañana siguiente a su noche de bodas, despertó sin marido y sin riñón izquierdo. Hoy recide en la ciudad de Tomé, tiene un puesto de sopaipillas y vive feliz como concubina de un conocido animador de TV.

Cecilia y Victoria Velásquez: el fallecimiento de Cecilia, según me han contado, fue el incidente que causó la ruptura definitiva entre ella y Victoria, prueba de ello es que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la palabra.

Héctor Villablanca: se convirtió al judaísmo y se hizo rabino; en cierta ocasión, cuando se encaminaba hacia la sinagoga, una mujer lo detuvo y le hizo la siguiente pregunta: "Rabino, ¿por qué no podemos comer cerdo?", a lo que él respondió: "¿No podemos? ¡eso sí que tiene gracia!". Héctor sabe que no debería comer cerdo, pero no le importa porque le encanta su sabor; además, cree en el viejo pascuero y le manda una carta cada año.

Camila Villamán: se convirtió en filósofa, escribió el libro "Los calcetines de Freud como expresión de la madre fálica» y en uno de sus viajes por europa no pudo decir otra cosa que la palabra "betarraga" durante cuatro días seguidos. Actualmente es taxista de la línea 35 y escribe libros de autoayuda bajo el seudónimo de "Greta Garbo".

Carolina Zúñiga: fue descubierta estafando ancianos y bailando música pop con cuidadanos ecuatorianos (ambas cosas prohibidas en forma explícita por nuestra constitución); una vez en la cárcel, Carolina habría intentado sobornar a los guardias ofreciéndoles por un año las mejores partes del pollo, mas no contaba con el conocido hecho de que los gendarmes desprecian el trutro corto, por lo que le habrían dado muerte una fría mañana del 2 de agosto.

Aunque no fueron parte de este curso, quisiera añadir que Mitzi Duboy y Victoria Melín son las únicas que siguen visitándose después de todos estos años, Victoria detesta a Mitzi en grado sumo, pero finge tolerarla porque ésta siempre le lleva turrones de regalo. Distinta suerte corrieron Luis Portorelli y Hernán Roa, los dos hombres se detestan mutuamente después de una grave discusión sobre el perejil.

Como ven, ninguno ganó un Oscar ni mucho menos un Nobel, ninguno fue alcalde ni obispo; pero véanlo por el lado positivo, de entre nosotros no salió ni un ladrón ni una prostituta... bueno, aunque muchos fueron procesados por estos cargos, con ninguno lo pudieron probar en tribunales...

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