Gabino, peluquero

Hay mucha gente en el mundo, no es ningún secreto, hay poca gente en el mundo cuya existencia valga la pena, eso tampoco es un secreto, los chinos, por ejemplo, son chiquitos, amarillentos, con ojos raros y acento gracioso, comen con palillos, usan camisas con cuello mao y por si fuera poco, aún no aprenden a hablar español... claramente una raza defectuosa... fuentes cercanas al gobierno francés aseguran que las cigüeñas planean pronto descontinuar su producción, la idea sería remplazarlos por un producto también chiquito, pero más divertido y útil, tal vez playmóviles...

Como sea, en este mundo lleno de existencias vacías, hay un grupo especial de gente necesaria, gente que parece no estar, pero está... tal es el caso de taxistas, cantineros, jardineros, peluqueros...

Gabino es un hombre especial, corta el pelo, pero no es gay -al menos no parece serlo, no de día- lo elegí hace ya varios años, no por su técnica, no por alguna buena referencia, lo elegí porque me gustaron sus pantalones, una mezcla de mantel, cortina, pijama y pantalón de payaso.

- hola Gabino
- hola pendejo, como te trata la vida?
- bien, nos estamos reconciliando, de hecho pienso enviarle una tarjeta para navidad
- me alegro... lo mismo de siempre?
- depende, qué es para ti lo mismo de siempre?
- no muy corto, tampoco muy largo, nada muy estético porque te parece que eso raya en lo homosexual, no vienes por gusto, sino para evitarte problemas en el hospital, básicamente no hago nada y te cobro $3500
- perfecto, pero intenta que esta vez no me sangren las orejas
- eso no fue culpa mía! que culpa tengo yo de que seas tan orejón?
- tu limítate a cortar

Partió como aprendiz en una peluquería de su natal Córdova, servía café, barría y ordenaba las peinetas por color; siempre fue un hombre ambicioso, de tal forma que cuando hubo aprendido el oficio y su jefe cayó enfermo, Gabino contrajo matrimonio con la esposa de éste e instaló su propia barbería en las afueras de la ciudad.

El día de su matrimonio, Gabino aseguró ser el hombre más feliz del mundo, pero al poco andar se dio cuenta de que no era tal y decidió cambiar a su bella esposa por un secador de pelo y dos latas de fijador.

- oye Gabino, qué piensas de las mujeres?
- las amo a todas, cada mujer en sí es un mundo que te puede deslumbrar; escúchame pendejo, escúchame y aprende, yo no rechazo a ninguna, a todas las quiero y por todas me dejo querer
- tú lo que eres es un viejo caliente
- puede ser, pero si de algo sé, es de pelo, mujeres y puros. Tú en cambio, tu estudias medicina, que vas a saber tu de las mujeres?
- lo básico...

Cada cierto tiempo se cae al trago y desaparece por meses de su casa y su trabajo, Rafael -el hombre que por $600 ofrece lustrarte los zapatos mientras te cortan el pelo- cuenta que la última vez aprendió a hacer figuritas con conchas de mariscos y partió rumbo al norte en un trailer junto a un grupo de artesanos que conoció en la Agro-Expo de San Carlos... a veces cuenta que en su juventud jugaba al croquet con Pablo Neruda, pero nadie le cree en realidad.

Es un hecho conocido el que Neruda adoraba el tomate, lo que muchos desconocen es que jamás lo comía con mayonesa, en una oportunidad, incluso, habría insultado a Violeta Parra luego de que ésta le preguntase si quería su completo con chucrut o con salsa americana... Violeta tenía fama de comportarse como una put* cada vez que bebía en exceso, lo cual no era nada extraño debido a que también se comportaba como tal estando sobria... al menos eso cuenta Gabino.

- un trago?
- ¿?
- quieres un trago?
- tomas en el trabajo?
- no con clientes importantes
- acepto entonces...
- whisky o ron?
- ron

A veces pienso que vivir es como transitar por una avenida repleta de gente, algo como Ahumada al medio día; caminas a ratos sumido en ti mismo y hasta sintiéndote solo aún cuando jamás lo has estado, a ratos percibiendo cada voz, cada aroma, cada uno de esos tantos rostros que -algunos más que otros- con el tiempo se harán conocidos y hasta queridos; caminas sin saber que pasará al llegar a la siguiente esquina, pero con la mirada puesta en una meta clara. A tu paso encuentras intelectuales, artistas, deportistas, ladrones, ancianos y mujeres... mujeres... con los años aprendes a quererlas sin intentar comprenderlas...

Gabino es un buen hombre, no corta muy bien, no acepta sugerencias ni críticas, insiste en que uno mismo barra el lugar una vez que él termina de cortar y a veces parece que se bañara en colonia inglesa, pero es un buen hombre...

Próxima entrega (si es que la hay): Roberto, el tipo que me pesa el pan en el supermercado

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