Desperté y me levanté de la cama. Los pies cansados, los párpados aún cerrados. Pasos inseguros me conducirían junto a ella. Necesitaba hablarle, escucharla... necesitaba decirle todo lo que por meses había guardado, aquello que hasta este momento parecía inescrutable ante ella y ante mi propia conciencia.
Aún sin tocar, inspiré intentando en vano contener mis pensamientos. Estaba demasiado cerca, esta vez no podía dar marcha atrás. Abrí la puerta de su recamara.
María, te amo -dije con voz segura-
Anda a acostarte hueón! que mierda estás haciendo con la puerta del refrigerador abierta? de nuevo te levantaste soñando hueás... -dijo tassara- quien se encontraba preparando un sandwich de atún en la cocina.
Y sí, a veces despierto algo desorientado, a veces algo desnudo y otras algo borracho. Hasta ahora nunca las 3 juntas...
¿María?... una vez que recuerde en quien pensaba, reevaluaré la situación.
Comienzan nuevas etapas, cambian los payasos... pero el circo sigue...
Líneas Primas... el placer de escribir lo que nos da la gana