Sábado 24 de diciembre -tarde- 38ºC, rostros angustiados, sudorosos, miradas no-muy-amigables, pasos cortos y rápidos, empujones, bocinazos, llamadas por celular, vendedores ambulantes, campanas eclesiásticas... me encanta la navidad!!
La calle está llena de gente deseosa de encontrar algún regalo barato y -dentro de las posibilidades- estéticamente aceptable, sin importar lo inútil que éste resulte (generalmente se irán directo a un baúl en la bodega de la piscina), pero eso no importa, lo único que parece verdaderamente importante, es no llegar a casa con las manos vacías, lo importante es comprar algo...
Camino solo entre 166.255 personas y me pregunto: por qué año tras año, al soplar las velas de mi pastel de cumpleaños, pido el mismo deseo y éste nunca se cumple? por qué nos habrá castigado Dios con los homosexuales que invaden nuestras cuidades? por qué me mira la niña de la esquina? de pronto veo todo con absoluta claridad... es por esto que existe la navidad: para olvidarnos de lo injusta que es la vida, para emborracharnos con la familia y los amigos, para perder tiempo colgándole bolitas al árbol, para acostarse con la niña de la
esquina (no, eso no... bueno... tal vez...), para comer pavo y tomar cola de mono, para perder tiempo envolviendo regalos y mandando tarjetas... simplemente para olvidar que el mundo no es lo que soñamos que sería a nuestros tiernos 5 años, ni es lo que quisimos construir a los 15, tampoco es aquel "premio de consuelo" que nos dejaría conformes a los 25 y mucho menos lo que secretamente aún esperaremos a los 35 -porque la esperanza es lo último que se pierde- no señor, el mundo es lo que sientes cuando abres la ventana para observar las estellas y te das cuenta de que está nublado, es lo que sientes cuando una niña te desprecia, cuando nadie recuerda tu cumpleaños... el mundo es lo que sientes cuando te enteras de que el viejo pascual no existe, que la que compraba los regalos era la tía Titi y que por eso los regalos siempre llegaban tarde a tu casa (generalmente cerca del 3 de enero), por eso la tía siempre tenía que ir a firmar a la cárcel en enero (nadie puede solventar buenos regalos con un sueldo mínimo); entonces comprendes que el viejo gordo que recuedas entrando por la chimenea no era santa, sino el tío Lucas con su pijama rojo, que por eso en San Carlos el viejo no llegaba en trineo sino en jeep y en evidente estado de ebriedad, por eso no tenía gnomos-ayudantes, sino a Charles vestido de mariquita...
Así, parece que nadie entiende el verdadero sentido de lo que esta fecha representa, nadie, claro, a excepción del viejo pascual, porque él si lo entiende: esta fecha es la oportunidad para vestirse de rojo sin ser tildado de gay, para no afeitarse sin ser un cerdo des-aseado, para mostrar orgulloso la guata que has cultivado durante el año... para salir toda la noche con la excusa de hacer algo que todos sabemos que no harás...
Por esto, por mostrarme la verdad... y por el camión rojo que me diste a los 4 años: FELIZ NAVIDAD VIEJO PASCUAL!!
¡Hola, mundo!
Hace 1 año.