huevos revueltos

Una semana de vivir solo te da bastante tiempo para pensar, para escucharte, para conocerte… una semana solo, sin televisor, sin internet, con un celular que solo recibe llamadas y no llama a nadie porque la teclas “6” y “9” se estropearon, sin siquiera un par de envases de yogurt unidos por un hilo o una linterna para comunicarse en clave Morse con la gente de otros departamentos… una semana SOLO te da bastante tiempo para hablar contigo mismo, con aquella parte de ti a la que normalmente ignoras… y sí, a ratos también con la imagen que aparece dibujada en el reloj de la sala y a la que nosotros cariñosamente hemos llamado “Alberto”… de su bautizo hace ya varios años y no recuerdo el motivo, pero a alguien debe habernos recordado…

Una semana sin mas compañía que un cd de “The Perishers” te ayuda a avanzar en el libro de 400 páginas que esperas algún día publicar y del que tan solo has escrito unas cuantas líneas, pero que hasta el momento está quedando de pelos!... 7 días de soledad te dan tiempo para sufrir por mujeres y alegrarte por los amigos que la vida nos ha brindado… son tan importantes para mi estos hueones! Así, pensando en ellos es que a continuación, si me lo permiten -en realidad no, no tengo porque estar pidiendo permiso a nadie y mucho menos a ti, lector sumiso y complaciente- incursionaré en una nueva sección, la cual lleva por nombre tentativo “Utilidad Pública para Universitarios Inútiles que Viven en Departamento”, o sea, U.P.U.I.V.D. (intenté crear una sigla mejor, pero no hubo forma de lograrlo)

Hoy: huevos revueltos

Encienda la cocina -si su cocina es automática no use fósforos, tan solo gire la perilla de su elección y presione el botón que dice "encendido"- acto seguido, ponga un sartén, previamente acondicionado con aceite y sal, sobre uno de los quemadores -de preferencia el mismo que prendió anteriormente, de lo contrario el proceso será bastante lento- a continuación, deposite sobre el aceite el contenido líquido de un huevo, para esto debe ser previamente quebrada la cáscara, lo cual puede conseguir fácilmente dando un suave golpe contra el borde de la cocina. Revuelva a fuego lento hasta el punto en que el contenido transparente sea blanco y el semitransparente-amarillento sea francamente amarillo (o amarillo-anaranjado en el caso de los huevos "de campo"), agregue una pizca de sal -que para ustedes, sarta de ignorantes, es la cantidad mínima de una sustancia que puede ser sostenida entre los dedos índice y pulgar- y ya están listos para comer. Para sorprender gratamente a su paladar, puede agregar orégano, jamón, tocino, pan rayado, etc.

Si usted se considera a si mismo un metro-sexual, tenga a bien recibir los siguientes consejos:

1. use agua en reemplazo del ya mencionado aceite, obtendrá salud en desmedro del sabor, pero eso a quien le importa, la comida es para alimentarse y no para experimentar placer, para eso diosito nos dio a la mujer!

2. vaya al psicólogo, usted no es un metro-sexual, es en realidad un maricón!

Líneas Primas... el placer de decir lo que nos da la gana

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